Los frutos secos son un clásico de los aperitivos porque son variados, fáciles de compartir y, bien, porque son deliciosos. Pero además, son un alimento muy saludable, con una alta densidad de nutrientes, vitaminas, grasas "saludables", fibra, etc.
Su mala fama de producto muy calórico se ha ido difuminando con los años. Sí que es cierto que los frutos secos tienen una gran densidad calórica, pero no por ello dejan de ser saludables y recomendables para cualquier dieta si se toman en la cantidad precisa.
Para las dietas vegetarianas o veganas es un complemento muy importante, ya que aporta las proteínas que nuestro cuerpo necesita. Al no comer carne, se deben buscar alternativas y las legumbres y los frutos secos son de las mejores opciones.
Por otro lado, también aportan a nuestro organismo vitaminas E y vitaminas del grupo B, así como minerales como el calcio, el potasio, el magnesio...
Debemos tener en cuenta, por eso, unas recomendaciones: comer frutos secos 3-4 veces a la semana y unos 30g; mejor si pueden ser crudos, sin sal y sin azúcares añadidos.